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lunes, 14 de diciembre de 2020
Investigadores del IdISBa participan en el estudio “Variaciones en el pronóstico de la Covid-19 y desigualdades sociales en la ciudad de Palma"

Las personas con un poder adquisitivo más bajo se contagian y mueren más debido al coronavirus. Así lo afirma el estudio Variaciones en el pronóstico de la Covid-19 y desigualdades sociales en la ciudad de Palma, a cargo del médico internista de Son Espases Albert Pou; la médico de Son Llàtzer Aroa Villoslada y los investigadores del IdISBa Antoni Colom y Josep Muncunill. El 30 de noviembre se presentaron las principales conclusiones del artículo en las VII Jornadas de la IdISba, que se publicará antes de que acabe el año.

 

"Se ha confirmado que las personas con una peor situación económica han infectado más, han ingresado más en los hospitales y en la UCI, y han muerto más", afirma Pou. ¿Por qué sucede esto? Los investigadores apuntan varias causas. Por un lado, relacionan el mayor índice de contagios con peores condiciones de vivienda, vivir en barrios más densos y tener sueldos más precarios, que complican la autoprotección ante el virus. Además, sobre todo a partir del desconfinamiento, estos ciudadanos han infectado más en el trabajo, porque suelen tener oficios más presenciales, también utilizan más el transporte público para desplazarse y, además, en líneas donde se acumulan más personas.

 

Por otra parte, los autores relacionan la mortalidad más alta con el hecho de que los ciudadanos con condiciones de vida más precarias acumulan más patologías -como índices más altos de obesidad y hipertensión- y, por tanto, son una población con más riesgo . El estudio, explica el internista de Son Espases, también señala otra causa: "Acceden con más dificultad o más tarde a los servicios sanitarios, ya menudo les tocan infraestructuras más masificadas".

 

Para esta investigación, los autores han tenido en cuenta todas las pruebas PCR hechas en Palma, por el sistema público de salud, hasta hace unas semanas: un total de 271.799, tanto positivas como negativas. Como los datos de la Consejería están por áreas de salud y estas contienen zonas con situaciones socioeconómicas muy diferentes, los investigadores han agrupado las personas testadas en función de la mesa electoral que tienen asignada. Por eso no especifican barrios más afectados. "Un barrio puede tener muchas mesas electorales y, al ser una referencia más pequeña, nos permite ser más específicos", apunta Pou.

 

Otra conclusión a la que ha llegado la investigación es que se han hecho menos pruebas PCR en las áreas más deprimidas respecto de las más ricas. Esta tendencia se ha mantenido en las dos olas, pero en la segunda "se ha mejorado en las zonas intermedias y se han igualado un poco más las tasas de positividad y el número de PCR hechas", asegura Pou. Aun así, aclara que "en las zonas más excluidas se sigue viendo que se hacen menos PCR para diagnosticar cada caso". Según los autores, cuesta más introducir el testeo en áreas más deprimidas por los mismos motivos que explican la incidencia mayor de contagios: porque hay menos acceso a la información y al sistema de salud.

 

El Ministerio de Sanidad tiene en marcha un estudio similar, y se hace otro en Barcelona. Pou asegura que por ahora las conclusiones de ambos son muy similares a las de su estudio. Una peculiaridad de que puede tener el Archipiélago respecto de otras zonas de la Península es que, en las primeras semanas, el estudio demuestra que la epidemia afectó las personas con un nivel socioeconómico más alto y después el virus se fue esparciendo entre las capas más bajas. Los autores creen que esto ha ocurrido porque las clases más altas "tenían más movilidad internacional, tanto por turismo como por negocios", según Pou.

 

Fuente: Ara Balears  (11/12/2020)



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